Los arquitectos de jardines y las personas que que diseñan su propio jardín se enfrentan a la necesidad de expresar ideas simples.
Hay un error en el que caen muchas personas, los jardines no se crean para impresionar a las personas que nos visitan, sino para nuestra propia satisfacción.
Simplicidad en este caso quiere decir sencillamente que hay que delimitar los limites del jardín para ver cada perspectiva, introducir pocas especies, evitando la aglomeración de plantas.
También es importante combinar la simplicidad con la economía.
Para eso debemos diseñar el jardín de tal manera que no salga caro su mantenimiento, es decir que su buen estado se limite a operaciones fundamentales como el riego, la poda o la limpieza.
Es bueno tener presente que hay que dar prioridad a el buen estado de las plantas, en detrimento de la diversidad y la cantidad de especies.
En definitiva que nuestro jardín no se convierta en un gasto tedioso, sino en un lugar para disfrutarlo y encontrar tranquilidad.
Por estos y otros motivos, suelo recomendar la creación de jardines japoneses, en los que la vegetación se ve reducida a algunos arbolitos, y se disfruta de la belleza que reside en la disposición de elementos naturales , piedras, y en el sumo cuidado con el que se mantiene todo.
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